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Tania Díaz Michel E.

Edipo: princesas y superhéroes

Ilustraciones por Pascal Campion


“So let me go, I don't wanna be your hero, I don't wanna be a big man, I Just wanna fight with everyone else” “Hero” Family of the year



¿Qué pasa cuando crecemos? Se dice que papá y mamá son nuestros modelos a seguir y, en cierta manera lo son: nos enseñan a vivir y hacen que sobrevivamos por varios años de nuestra vida. Desde el instante en que nacemos dependemos de alguien que nos cuide, nos alimente y nos dé amor y cariño. El crío aprende poco a poco de lo que mamá, papá, hermanos, abuelos, y quienes lo rodean le enseñan, ya sea consciente o inconscientemente, con ello se teje un lazo familiar. Al comenzar una familia, empezamos a ver proyectarse una película en la que estaremos de principio a fin: la de nuestra vida… habrá, como en todo, partes que olvidemos, partes que regresemos, las que parecen un sueño, dramáticas, cómicas, o matizadas de todos ellos. Es curioso ver como desde la infancia, si lo vemos como una película, pasamos desde un tierno bebé quien es cuidado y protegido por los padres, después el reto de caminar y levantarse, las peleas de mamá y papá por saber cuál será su primera palabra y si será alusiva a ellos, ver y aplaudir cada uno de sus logros. Poco después en el desarrollo, dependiendo de si se es hombre o mujer, se apegarán más a mamá o a papá. Generalmente la pequeña buscará ser la princesa de papá y el pequeño el superhéroe de mamá y justamente en esto consiste el juego, los disfraces y las actitudes de los pequeños durante el edipo. La pequeña querrá ser rescatada de la bruja (mamá) y amada por el principe (papá); el pequeño querrá ser el más grande y fuerte, con súper poderes para poder salvar a mamá del villano (papá). Los juegos entre los pequeños toman un nuevo rumbo, empiezan a conocer nuevos mundos, diferentes al de casa. Para ellos, el amor es esencial para poder involucrarse con sus amigos y formar nuevas relaciones interpersonales fuera de la familia. El pequeño edípico buscará, como todos los niños, expresar sus conflictos a través del juego; por ello, es común ver a las niñas idealizando a las princesas y cargando una pequeña muñeca (su bebé), la cual cuidarán y atenderán como lo ha aprendido de mamá. Por otro lado, el pequeño querrá ser el héroe que pueda pelear y tenga mucha fuerza para defender a mamá. Por algún tiempo estos juegos serán comunes pero pronto, se darán cuenta que mamá está con papá y viceversa por lo cual los niños se sentirán desilusionados y entrarán en una etapa (la latencia) en la que no les interesa saber de niños o niñas según sea el caso; frases como “se dieron un beso, guácala!” o “este es un club sólo para niñas” serán escuchadas comúnmente entre ellos.





Después de algunos años, cuando comienzan a tener cambios hormonales, volverán a querer ser princesas y superhéroes; sin embargo, ahora no buscarán a mamá o papá sino que buscarán alguien fuera de la familia que pueda ser compatible con ellos y así poco a poco comenzarán a construir su identidad como personas; desde luego gran parte de esto será lo que ha vivido en casa.


Es en la adolescencia cuando estos cambios se dan con mayor fuerza y no es hasta mas tarde que éstos encontrarán el amor maduro; esto en el mejor de los casos, ya que muchos aún siendo adultos siguen en esta búsqueda de amores infantiles.

Por ello, al escuchar esta canción me viene a la mente la imágen del pequeño disfrazado de superhéroe, tomado de la mano de mamá, a pesar de ser grande, le pide que lo deje ir y aunque no quiere abandonar la comodidad, el heroísmo y los ojos con los que mamá o papá los ven, sabrán que papá no puede ser competencia ya que mamá estará con papá y no con él y la niña sabrá que mamá es la princesa de papá, no la brujadel cuento y que tendrá que aliarse nuevamente a mamá y salir a buscar a su propio príncipe o sapo, según sea el caso… Después de todo esto, las cosas vuelven a comenzar…


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